Capuchas Blancas ¡Irrumpiendo con más ira! ¡Que melodía en la Lira de Orfeo! Feo sería que me ría en estos terrenos al bledo. No opinen al pedo, asegúrese, infórmese señor. Las ideas son nuestro credo. Disturbios, burdos, con los mangos de 1000 fackas. Dagas clavadas en mi mano, no valemos ni 100 mangos. Te cuento como plata, grapas, y cemento ahora que me huento. ¡En el pecho! ¡Un techo de sábanas, moradas, anaranjadas. Gargolas haciendo ácidas gárgaras, arden las gargantas. Tranca, arranca esa de naranja con tintura. Es una lindura. ¡Parece un Wifala! Falaz crece mi fisura. Regando la tierra esperando que tire frutos. ¡Brutos! ¡Astutos! ¿Nosotros valiosos? Alguno que otros. Nos tritura esta pobreza. ¡Madre que me desprecia! ¡Madre de las miserias! Carne en trozos demasiados ociosos. No se mantienen solos, dependentientes, descendientes de chamuyos. Un yuyo con una hoja finge de tranquilizante, irritantes, una bandada de forros. ¡No se hagan los pelotudos! ¡Les tiro todo a lo crudo! ¡No ayudo! ¡No ayudo! ¡Te escupo! ¡Escupo! ¡Alcen todos sus escudos! Se multiplican como estirpe intolerante, demandantes de papeles rotos. Te tiran varios corchazos y no sabes donde te van a enterrar. Denigrando lo establecido, no cantes si te piensan sobornar. Igualdad, eso yo te lo discuto. ¡Aguantar! ¡Dudo! Mientras disrrumpo. ¡Rumbo! a pueblos agrietados, tratando de no saltar. ¡Me tengo que calmar! ¡Me tengo que calmar! ¡Pero mi alma se siente como mendiga y también veo! ¡Como arde la vida!