Engañandome a mi mismo, soy espejo de mi sombra. Retengo a mis cobras ¡En el filo de mi sable! ¡Qué hable! Su sonrisa venenosa. ¡Inestable! Lo que yo plasmo en una hoja. Trayendo lo que pocos tienen; me percato, vienen más fuertes, ¡Rugiendo mis espantos! Caliente el asfalto, pica mi piel a más de cien. Paciente, y con armadura a lo Miguel. Me envolví en frenesí, no frenes ¿Sí? Le dije al espíritu, cuando yo volví. Tenes ímpetu, confía en tí, me respondió. Pero no se dió cuenta de lo que sucedió. Realmente me dolió, cuando ella dejó su marca en mí. Noches largas, noches pasajeras, noches amargas. Miro la Luna, esta llena, y como me espera. Mis roturas y mis penas. ¡Me destruiría! ¡Yo lo haría! ¡Resusitaría! ¡Al otro día! ¡Algún día! ¡Cambiaría! Mi destino, suaves tactos. ¡Volvería! A ser cuervo de todos tus campos. Con Mefisto en el infierno. Teniendo contacto, haciendo un pacto. ¡Caminaría! ¡Conversaría! ¡Yo me iría! ¿Y si mañana yo me muero? ¿Por mí llorarías? Desasosiego. Sí, ego es lo que hay en medio de mis huecos. Entre los cimientos, sobre mis ligamentos. Combustión en mis venas, lentas, sin dialecto. ¡Pensamientos! Estos son los aspectos. Que yo retengo, dejo envueltos, los concetro. ¡Trasciendo! ¡Me vuelvo etéreo! Y no me hables de mierda, yo conozco de contiendas. Cables que se enredan entre las arterias. Esta es la materia, ¡Wacho! ¡Te rayo! ¡Parate un cacho! No te tiro glicerina, te hablo de la vida. Una puta realidad, preso de la vanidad. Acá no existe la piedad, yo voy más allá de la razón, te lo digo con pasión. Compasión queda poca, en las veredas, esta es la verdad. Equidad; para mis perros, ellos conocen el miedo. ¡Barrios! ¡Pueblos! ¡Trenos! Tengo semblantes, no soy cantante. Vengo acá para educarte, dedicarte, explicarte; y con estas letras demostrarte a que mundos puedo llevarte.