Del cataclismo al exilio, mi conciencia se resbala, cual suspiro ahora se me escapa. Va hasta un casco que en fragmentación se atasca. Impredecible, volátil cual combustible. De la envidia y seis balas, no sabremos a donde depara. Yo soy Sísifo cansado, mientras sube a esa montaña. Fracasa y no alcanza. Orión, que exige cacería con flechas y veneno de desgracias. Atravieso entramados de incomprendidas galaxias. Dimensiones temblando, soy la lanza de Gungnir. Soy Bubastis, soy Bafustik. Suerte y treboles de Dublín. Obzidiana y rubí. El respeto a lo rustic. Jazz, good music. Oigo a mis voces que me dicen - No valora lo que tiene. - Como Pompeya hago el quiebre. ¿Para qué preocuparme por los demás? Si a mí presencia son infieles, indiferentes. Igual que el reflejo, sin saber que se siente, constantemente. Tal parece, mi imaginación vuela cual águila. Mano y letra, con sensación de Calígula. Proyectando una película sobre lo profundo de mi fastidio. Desolado cual baldío, fantasmas al lado mío. Soy mi propia compañía, yo no me valoro como amigo. Despreciando al cosmos, yo soy el odio, la atracción y también Escorpio. Liberando a mí espíritu, Haraki, el traidor de Nefertiti, Sköll, honor. Rompiendo las cuerdas de zafiros poco a poco. A Miss Dream's le soy devoto, realidad partida en trozos, recipiente roto.