Yo tenía catorce años y estaba loco, siempre lo estuve. Era un niño precoz Que apenas se sabía atar Los cordones de sus zapatos. Perdido en un país de maravillas Buscaba al conejo y también A la pequeña Alicia sin saber Que todo era un sueño dentro de otro. Y si tenía ese sueño Flotando en mi cabeza La primera cita, el primer beso, Todo era poesía... Nunca dejé que mi espíritu Se regocijara en el vacío De una madriguera Pero ya me tildaban de loco Quienes no lo comprendían. A veces me volvía verborrágico Y en otras ocasiones verboerrático, Dentro de mí el fuego y el sueño Acrecentaban pensamientos cromáticos De un gusano convirtiéndose en mariposa En el amor. En el amor los días de rosas A fuerza de espinas me decían: Ya crecerás, así que disfruta está eternidad O vuelve por donde viniste. Un sueño dentro de otro sueño Era el mismo retorno Y mi costumbre fue siempre caminar Sin mirar atrás, sin mirar atrás. Dos veces y lo repito una vez más Sin mirar atrás. Del espejo Robaron más que una carta Y unos versos que nunca fueron Más que la pesadilla del tiempo. ¿Y si todo esto no fuese verdad? ¿Si a la memoria se la puede programar? Ya no sé si fui yo o quién fue El que ataba los zapatos Pero hubo un magnetismo Que atrajo a mi rayo Convirtiéndolo en átomo Lo demás ya no importaba Saltar, correr o estudiar. A mí Alicia la seduce la muchosidad Y a mí solo la libertad, Puedo escribir unos versos Al derecho y al revés