En la bruma del alba, la noche se va, Dejando su manto en el río y el mar, Así como el día, que lento se alza, La vida se mueve, sin pausa, sin par. Los tonos del cielo se mezclan, se funden, De sombras profundas a un suave coral, Es la transición, el cambio que abunda, Un ciclo que nunca se puede frenar. Del frío al calor, del miedo a la calma, Cada paso es un puente, un viaje sutil, Como el río que fluye y arrastra en su alma Las huellas del tiempo, lo viejo y lo nuevo, febril. Así es la vida, un constante mutar, trabsmutar De lo oscuro a lo claro, de lo incierto a lo real, Y en cada transición, un nuevo lugar, Nos espera, nos llama, nos invita a volar. Con la brisa que lleva el susurro final, Me despido en silencio, sin más que añadir, Que la noche te envuelva en su manto de paz, Y que el día por venir te haga sonreír. Hasta pronto, en las estrellas nos veremos, En los sueños, en las olas, en cada rincón, Que el camino que sigas sea dulce y sereno, Nos despedimos, pero no es el adiós.