Fernandito031

*Recuerdos de una Abuela Querida**

Fernandito031
*Recuerdos de una Abuela Querida**

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2 months ago

*Recuerdos de una Abuela Querida** El sol se pone lentamente, y mi corazón se siente pesado al recordar aquellos días soleados en los que mi abuela y yo jugábamos en el jardín. Su risa resonaba como música en el aire, y el olor a galletas recién horneadas llenaba la casa. Pero ahora, esa casa, aunque aún huele a galletas, se siente vacía sin su presencia. A veces cierro los ojos y puedo escuchar su voz suave, contándome historias de su niñez, llenas de aventuras y aprendizajes. Pero al abrirlos, la realidad me golpea con la tristeza de saber que ya no hay más historias que contar, ni más abrazos cálidos que recibir. Esos momentos compartidos son solo ecos en mi mente, y a medida que el tiempo avanza, temo que esos ecos se desvanecerán. Caminar por los viejos pasillos me recuerda cada rincón donde solíamos sentarnos juntas, compartiendo sueños y risas. La silla de su sala de estar permanece vacía y aún conserva la forma de su cuerpo, como si esperara su regreso. La foto de su sonrisa en la mesa me observa, recordándome que aunque físicamente ya no esté, su amor y su sabiduría siempre vivirán en mi corazón. Cada lágrima que derramo es un tributo a la abuela que tanto amé, a la mujer que fue mi refugio y mi guía. La vida sigue, pero una parte de mí siempre quedará atrapada en aquellos dulces momentos, deseando revivirlos una vez más. La tristeza de su ausencia es profunda, pero también lo es el amor que me dejó, un amor que seguirá iluminando mis días, incluso en los más oscuros

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2 months ago

*Recuerdos de una Abuela Querida** El sol se pone lentamente, y mi corazón se siente pesado al recordar aquellos días soleados en los que mi abuela y yo jugábamos en el jardín. Su risa resonaba como música en el aire, y el olor a galletas recién horneadas llenaba la casa. Pero ahora, esa casa, aunque aún huele a galletas, se siente vacía sin su presencia. A veces cierro los ojos y puedo escuchar su voz suave, contándome historias de su niñez, llenas de aventuras y aprendizajes. Pero al abrirlos, la realidad me golpea con la tristeza de saber que ya no hay más historias que contar, ni más abrazos cálidos que recibir. Esos momentos compartidos son solo ecos en mi mente, y a medida que el tiempo avanza, temo que esos ecos se desvanecerán. Caminar por los viejos pasillos me recuerda cada rincón donde solíamos sentarnos juntas, compartiendo sueños y risas. La silla de su sala de estar permanece vacía y aún conserva la forma de su cuerpo, como si esperara su regreso. La foto de su sonrisa en la mesa me observa, recordándome que aunque físicamente ya no esté, su amor y su sabiduría siempre vivirán en mi corazón. Cada lágrima que derramo es un tributo a la abuela que tanto amé, a la mujer que fue mi refugio y mi guía. La vida sigue, pero una parte de mí siempre quedará atrapada en aquellos dulces momentos, deseando revivirlos una vez más. La tristeza de su ausencia es profunda, pero también lo es el amor que me dejó, un amor que seguirá iluminando mis días, incluso en los más oscuros

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